¿Puede haber un márketing leninista?
Esta nota salió en la revista «Ideas de izquierda» de Septiembre. Es una continuidad del artículo «La ‘sorpresa’ Del Caño: ¿marketing de izquierda o agitación revolucionaria del PTS?» y por lo tanto recicla parte del mismo para esta revista. Sin embargo el inicio trata un tema recurrente en este sitio: qué tipo de publicidad masiva es la que se debe dar una organización revolucionaria. Por eso cambié el nombre original del articulo que escribimos con Dolores Contreras por esta pregunta: ¿Puede haber un márketing leninista?
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Desde el surgimiento del FIT en 2011 la política comunicacional desplegada por nuestra coalición fue tomada como una novedad en la izquierda, no solo por aquellos en los que generó simpatía, sino también por analistas publicitarios, y referentes intelectuales críticos[1]. La sorpresa sería que organizaciones trotskistas, antisistema, ancladas en el «viejo marxismo», «ortodoxas», de pronto tomamos en nuestras manos métodos modernos de publicidad que nos permiten un diálogo de masas y que se traduce en votos. Las recientes PASO 2015 con una interna competitiva que enfrentó dos listas en el Frente, no fueron la excepción. En realidad esto no puede ser ninguna sorpresa si se tiene verdadera voluntad de poder en el Siglo XXI.
Desde la lista 1A que postuló a Nicolás del Caño , quien resultó elegido candidato a presidente del FIT, desplegamos una campaña militante ofensiva, no solo aprovechando los espacios gratuitos para spot de TV, sino también las redes sociales, echando mano a múltiples formatos audiovisuales, musicales y gráficos. El hecho fue destacado por distintos medios y se inscribe en lo que desde el Frente hicimos en distintas campañas electorales. Surge así un planteo que es interesante pensar ¿es que la izquierda está aprendiendo a hacer un buen «marketing»?
En este artículo abordaremos entonces dos aspectos. El primero es difícil para los límites de una revista: intentaremos ubicar la «política comunicacional» o la «publicidad» de una organización revolucionaria dentro de lo que el marxismo llamó siempre «agitación y propaganda», en contraposición a entenderla como el «marketing» de los partidos del sistema. En una segunda parte analizaremos desde esta óptica la campaña de las PASO en el FIT, en particular la forma y el contenido político desplegado por nuestra Lista 1A.
El ejercicio no es arbitrario. En estos momentos el Frente de Izquierda se encuentra delineando una campaña unitaria hacia las elecciones generales de octubre, donde deberemos desplegar todos los recursos creativos y comunicacionales que se necesitan para seguir instalando al FIT como la alternativa política de los trabajadores ante los candidatos del ajuste. Pero la importante campaña electoral presidencial en la que nos embarcamos es solo un paso, ya que la agitación política tendrá una gran importancia para la izquierda trotskista también después, como la forma de establecer un vínculo perdurable con sectores de masas. La «agitación y propaganda» es un auxiliar privilegiado de la estrategia para construir un partido revolucionario y movilizar una fuerza social capaz de intervenir y cambiar el curso de los acontecimientos políticos.
¿Puede haber un márketing leninista?
Obviamente hay un siglo de distancia entre la época de Lenin y la actualidad, en la cual los medios masivos de comunicación reconfiguraron de manera cualitativa la forma de hacer política. Pero un hipervínculo que busque comprender la lógica de la «agitación y propaganda leninista» no es un anacronismo, en tanto las ideas fundantes y muchas «técnicas» de la propaganda/publicidad política moderna nacieron en el período entreguerras mundiales, y en su explosión durante la II guerra mundial del Siglo XX. Es decir que muchos conceptos utilizados en «épocas de paz», para campañas políticas e incluso para el comercio, se forjaron en medio de crisis, guerras, y revoluciones; donde las organizaciones políticas y los Estados lucharon abiertamente por ganar adhesión masiva para sus objetivos de acción. Ese tipo de relación entre publicidad política, medios de comunicación y lucha de clases para forjar ciertos «paradigmas» se mantiene hasta el día de hoy, donde por ejemplo el uso de las redes sociales como aglutinante no solo viene de estudiar la campaña presidencial de Obama, sino los movimientos sociales de la llamada «primavera árabe».
Aún así la respuesta a la pregunta del subtitulo es: NO. Si nos atenemos a pensar los distintos significados de la «agitación y propaganda leninista», la respuesta invariablemente es la contrapuesta al «marketing», ese tipo de publicidad que tiene por objeto la comercialización de un producto y de la que echan mano los partidos del sistema, y hasta los fenómenos políticos que se presentan como izquierdistas al estilo «Podemos» del Estado Español.
Este ejemplo es interesante puesto que se convirtió en punto de referencia a nivel internacional para sectores de la izquierda, tal como lo fue Syriza en Grecia. Para ilustrarlo basta citar una parte de lo que Pablo Iglesias dice cuando se entrevista con Manuel Castells (el teórico de la «Sociedad Red») y descubrir en su pureza esta ideología del «discurso eficaz»: «Esto que se ha dicho de querer construir desde la base, en los barrios, en los territorios sociales, y que después todo ese trabajo de hormiguita de años vas a una especie de banco político y lo cambias por poder político (sic), eso no funciona. Si somos capaces de hacer un brief en los medios de comunicación esto puede ir muchísimo más deprisa». Con esta lógica explica luego que su «política comunicacional» fue su principal herramienta para asumirse como «partido político» y para trabajar sobre el «sentido común» que surgió luego del 15M, ya que «es mucho mas partido político un medio de comunicación que un partido convencional», la gente «no milita en los partidos sino en los medios de comunicación». Como expresión de su programa político, y sin buscar claro está ninguna referencia al «leninismo», este es hoy el ejemplo internacional más claro de un «marketing de izquierda».
¿Pero entonces qué es la «agitación y propaganda leninista»? El mismo concepto tiene cierta movilidad y evolución en el bolchevismo y no refiere siempre a lo mismo. Pero existe una llave: si tomamos los distintos usos positivos que tiene en los planteos de la III internacional jamás se refiere al mero «discurso» ni a «difundir ideas» o «realizar campañas» desde afuera sobre la clase obrera y las demás clases oprimidas, sino una relación estrecha entre «experiencia y conciencia» desde adentro de la clase trabajadora.
El hecho que queremos destacar en los pocos espacios de este artículo, es que si se intenta seriamente el estudio de los problemas de la comunicación de masas de una organización revolucionaria, desde cualquier punto que se profundice, uno se encuentra de lleno con la acción política y la organización, alejándose de la lógica de «los medios de comunicación» como se entienden en la actualidad para la formación de partidos políticos. Este punto de partida metodológico es clave en vistas de las distorsiones a las que puede llegarse si uno encara hoy sin más el problema de la agitación política revolucionaria solo como «publicidad» en tiempos del auge de la «videopolitica», donde se considera a «los medios como único medio» de supuesta construcción, alejada del trabajo estructural[2].
Existe otra clave importante, y es la «agitación y propaganda» a partir de la práctica política, como una llave que permite abrir el camino a las masas. Esto que puede encontrarse en múltiples escritos de la III internacional revolucionaria, y resalta por ejemplo cuando se refiere al parlamentarismo revolucionario. Así es que en las resoluciones de su segundo congreso en 1920 se leía que «todo diputado comunista al Congreso debe comprender que no es un «legislador» que busca un lenguaje común con los demás legisladores, sino un agitador del Partido, enviado al campo enemigo…» Que los diputados comunistas deben subordinar toda su actividad parlamentaria a la acción extraparlamentaria, e incluso presentar regularmente proyectos de ley concebidos para la propaganda, agitación y organización revolucionaria… y aunque no existía el videoactivismo de hoy en día o la TV en vivo, los diputados debían «ponerse a la cabeza de las masas proletarias, en primera línea, bien a la vista, en las manifestaciones y acciones revolucionarias.»
Si nos atenemos a «la comunicación política» planteaba llanamente que «los diputados comunistas deben utilizar en el Parlamento un lenguaje comprensible para los obreros, los campesinos, las lavanderas y los pastores, de tal manera que el Partido pueda editar sus discursos en folletos y repartirlos en los rincones más atrasados del país.» Obviamente no existía internet, Youtube, Facebook ni Twitter que ayuda hoy mucho a estas subversiones.
Sobre esta base hay que considerar la especificidad de la «agitación y propaganda masiva» como un co-determinante de los resultados buscados en las batallas políticas. Y en este sentido es clave estudiar, recrear y desarrollar todo lo que la «agitación y propaganda» tiene de específico como «lenguaje» de comunicación de una organización revolucionaria. La agitación y propaganda masiva» es una unidad dual entre «idea y habilidad» para facilitar su recepción. El área especial que no sería otra cosa que la máxima expresión popular de la política de esta organización, en busca de conquistar y sostener autoridad de dirección y masa crítica para influir en la realidad.
Campaña militante, redes sociales y redes reales
Desde la lógica de la «agitación y propaganda leninista» que esquematizamos más arriba, ninguna campaña de la izquierda revolucionaria puede ser solo «mediática». No solo porque el acceso a los grandes medios nos es constantemente negado, o es muy parcial y estamos lejos de los recursos de los grandes partidos burgueses, sino porque eso es contrario al marxismo revolucionario que hace agitación política con su propia practica. La misma utilización ofensiva de las redes sociales por parte de la Lista 1A deviene de esto: más allá del pensamiento que puede tener un equipo de profesionales y creativos abocados a las campañas de agitación, las redes son efectivas si son un vehículo de expresiones de redes de construcción reales que se movilizan con entusiasmo por un objetivo político.
¿Cuál fue el contenido político que entusiasmó a militantes y simpatizantes de la Lista 1A? En primer lugar señalar claramente al enemigo: la idea de que Scioli, Massa o Macri no son más que «los hijos políticos de Menem», «los candidatos del ajuste», esa consigna fue lanzada por las redes y continuada durante toda la campaña en videos que hoy tienen más de dos millones de visitas, y que incluyó hasta una parodia del famoso spot «Vamos menem».
Pero forma y contenido deben ir unidos, por eso nuestros spots no solo produjeron piezas ficcionales sino fundamentalmente documentales, montaje de archivo de lo que hicieron nuestros compañeros en dos años como diputados nacionales o provinciales ¿no estaba planteado mostrar que votar diputados de izquierda sirve para luchar en las calles y en el parlamento?
Con esta convicción el spot de TV que la Lista 1 envió a todo el país para ocupar la mayor franja de difusión gratuita, se propuso mostrar el valor del «parlamentarismo revolucionario» del Frente de Izquierda. En él expusimos cómo el diputado Del Caño defendió en las calles y en el parlamento las luchas de los trabajadores, las mujeres y la juventud, con imágenes del enfrentamiento en la Panamericana a las fuerzas de la Gendarmería y acusando directamente al gobierno K, personificado en la figura de Capitanich de ser «gerente de las grandes empresas» en vez de «defender los derechos de los trabajadores». Fue la consigna «por diputados que se planten».
Ligado a esto volvimos a agitar la “escandalosa” consigna «que todos los funcionarios políticos cobren como cualquier trabajador», unida a informar que al menos los diputados del PTS en el FIT «ya lo hacen, donando el resto a los que luchan». Nos planteamos agitar desde la izquierda trotskista consignas que abren un dialogo progresivo con cientos de miles que rechazan las formas políticas de la democracia burguesa.
El objetivo con ella es ayudar a «crear hegemonía» desde la izquierda planteando consignas que apuntan a acelerar la experiencia con la democracia burguesa y contribuyen a la pelea por un nuevo estado de los trabajadores. Quizás seamos muy ortodoxos, porque este planteo viene de Lenin y Marx, que lo tomaron de la Comuna de Paris (Lenin consideraba que la consigna que «los funcionarios cobren lo mismo que un trabajador» apuntaba a mostrar que son los trabajadores lo que pueden gobernar).
El tercer spot mas difundido en los espacios gratuitos de TV fue contra la precarización laboral, denunciando que con Scioli, Massa o Macrilas cosas no van a cambiar y por eso hay que votar por un FIT renovado «para pelear por tus reclamos». Fue el reconocido «Daniel, no te banco» que además se propuso ayudar a quitarle votos al propio kirchnerismo. Ese objetivo ambicioso ya se había planteado diciendo que «todo aquel que se considerara progresista no puede ser cómplice del nuevo engaño» con Scioli y por eso debía apostar a «una izquierda fuerte».
Como se ha hecho desde la época de Lenin hasta acá, los revolucionarios convertimos hechos reales en símbolos, y esos símbolos en agitación política. Como nuestras listas llevaron el 65 % de mujeres luchadoras en todo el país, mientras en CABA directamente «invertimos el cupo» y fue el 70% de compañeras, este hecho fue destacado en la agitación. El movimiento de mujeres se plantó con más fuerza desde la marcha «Ni una menos», y el FIT puede y debe estar a la cabeza de la pelea contra la violencia machista, objetivo que solo puede lograrse luchando contra el capitalismo.
En la elección de la Lista1 se expresó la influencia del PTS en la reorganización de la vanguardia obrera (que es innegable hasta para la prensa burguesa). El crecimiento en la juventud es otro factor clave, como se venía mostrando en Mendoza, pero ahora se ve en otros lugares del país. El surgimiento de nuevos dirigentes y nueva militancia en Jujuy, Santa Fe, Córdoba, y ni hablar Neuquen, CABA, o la Zona Norte del GBA. La expresión más avanzada de esto fue la incorporación de más de 1800 candidatos obreros en la conformación de las listas, realidad que también fue convertida en un «símbolo» para la agitación política
Por último hay que nombrar un punto esencial, la pregunta ¿Qué izquierda necesitamos para enfrentar el ajuste que se viene? ese fue otro de los grandes ejes de nuestra campaña que sintetizamos en la idea de “Renovar y Fortalecer el Frente”. La renovación fue un planteo político: la necesidad de que nuevas generaciones de trabajadores ingresen a la vida política con la izquierda, de fortalecer el Frente para luchar por los reclamos de los trabajadores y prepararnos para construir una fuerza social que pese en la vida política nacional.
Pero todas estas decisiones políticas y comunicacionales no hubieron sido eficaces sin tomar una verdadera orientación para ganar: «que cada militante, cada zona, cada regional arme su propia micro campaña» lo que desató una enorme fuerza militante descentralizada y creativa que constituyó la fuerza social sobre la que se basó el triunfo de la renovación en la izquierda. Solo así se pueden entender la diversidad de ideas e iniciativas: pegadizos jingles, cumbias, rock, coplas, memes, videos virales, un videojuego, nuevos diseños y logo para stickers, volanteos y afichadas (que hasta incluyeron afiches basados en pinturas de los candidatos), que sirvieron para realizar grandes actos y caminatas.
Con el FIT unido
Desde el PTS tenemos desde hace años una política comunicacional seria, de largo plazo y ambiciosa. Apoyados sobre una política estratégica de construcción estructural en la clase trabajadora, el movimiento de mujeres, y los estudiantes, queremos entrar en debate y moldear una corriente de opinión de masas influida por la izquierda. Esto se expresa en la constante renovación de nuestros medios, como «La Izquierda Diario» que ahora saldrá también en papel. En una política audiovisual en constante mutación, desde un canal de TV online, pasando por películas históricas como «Memoria para reincidentes» o la realización de una serie de ficción como «Marx ha vuelto». Y nuestra editorial de libros y revistas como la que el lector está leyendo.
Estas iniciativas estarán como siempre al servicio del FIT hacia las elecciones de octubre. Está planteada una campaña militante que con entusiasmo ponga en marcha toda la fuerza del Frente de Izquierda para dar una batalla a la altura del desafío. Crecer en votos para lograr un pronunciamiento en las elecciones generales de octubre contra los hijos políticos de Menem y el ataque a los trabajadores que preparan los candidatos del ajuste. Pero también para construir una fuerza social capaz de intervenir y cambiar el curso de los acontecimientos políticos que vienen.
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[1] Un ejemplo de esto dentro de la izquierda lo da Horacio Tarcus. En un artículo de Le Monde Diplomatique lleno de prejuicios y titulado «La izquierda radical en tiempos electorales» plantea: » De las fuerzas del trotskismo, el PTS es el que ha ido más lejos en modernizar su aparato de difusión más allá de los clásicos periódicos de corte leninista: ha creado sucesivamente una editorial, una revista de difusión masiva (Ideas de Izquierda), un canal de televisión (TV.PTS) y últimamente un diario digital (La Izquierda Diario). El problema es que la modernidad de los medios contrasta de modo acuciante con la arcaísmo de los contenidos. El catálogo editorial empieza y termina en las obras de Trotsky, y las ideas de izquierda se agotan pronto en una formación política que, por fuera de un puñado de abnegados acompañantes, se ha caracterizado por el anti-intelectualismo. Un actor disfrazado de Marx explicando en una serie para internet el abecé de la plusvalía y hablando del capitalismo como si estuviera en el siglo XIX no es precisamente un dechado de imaginación ideológica. Sin embargo, si es cierto que el medio es el mensaje, como decía Marshall McLuhan, este fracaso inicial no excluye la posibilidad de que el propio medio ayude a producir contenidos renovados y opere transformaciones sobre los mediadores.»
[2] Como nota al pie, es interesante ver el punto de contacto entre esta lógica y la del Partido Obrero. Ya en Abril de 2014 en un artículo de «Prensa Obrera de abril de 2014» y en la pluma de Gabriel Solano señalaba que «El PO, por ejemplo, se distingue de otros grupos políticos por un trabajo de agitación y propaganda sobre la clase obrera y sobre todas las clases sociales.» (sic) cuyo objetivo sería organizar nueva militancia, pero donde se declaraban en completa oposición al llamado «trabajo estructural» en la clase obrera. O sea: donde la clave es «ir de afuera» siendo «los más conocidos de la izquierda», los más «mediáticos». Coherente con esto la candidatura de Altamira se la definía por ser «el más conocido» y que «medía en las encuestas». Aún en esta concepción, sorprende que habiendo tenido diputados nacionales, no se usara este espacio en términos de agitación leninista, lo que demuestra en realidad un alto grado de adaptación y conservadurismo.