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El Cordobazo y los usos de la imagen

La representación del Cordobazo en el cine argentino fue diversa, las mismas secuencias se utilizaron para trasmitir distintos sentidos políticos. La experiencia del Cine de la Base.

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La representación del Cordobazo en el cine argentino ha recorrido distintos caminos. Desde las películas contemporáneas a los hechos como Argentina, mayo de 1969: Los caminos de la liberación, del Grupo Realizadores de Mayo, y Ya es tiempo de violencia, de Enrique Juárez, hasta una gran cantidad de variados documentales producidos en los últimos años, se han sucedido múltiples representaciones en donde el registro documental es lo preponderante.

Un hecho destacable es la recuperación permanente de material de archivo que permitió multiplicar los puntos de vista. Así en los últimos años programas como «Crónicas de archivo» de canal Encuentro han permitido conocer de una forma más amplia las imágenes y sonidos de la época. Este rescate de material documental es parte del archivo de Canal 10 de Córdoba que resguarda la UNC y al que acuden decenas de documentalistas en la actualidad. Imágenes inéditas del clasismo cordobés como las utilizadas en los documentales Memoria para reincidentes y Preguntas a un obrero que lee, fueron también encontradas en este archivo.

Comparadas con las condiciones actuales de registro digital y reproducción casi instantánea a través de las redes, el registro, copiado y difusión en la época tuvo múltiples limitaciones. En ese sentido es interesante analizar un hecho que destacan Mariano Mestman y Fernando Peña en su exhaustivo trabajo «Una imagen recurrente. la representación del Cordobazo en el cine argentino de intervención política», en esta investigación se descubre como un mismo fragmento de imágenes es utilizado en la mayoría de las producciones de cine político de los años ´70.

«… la mayoría de las películas militantes argentinas realizadas en los años sucesivos incorporaron imágenes de este suceso. Aunque éstas variaron de película en película, hay una secuencia emblemática recurrente: la que muestra a los manifestantes arrojando piedras a la policía montada que se frena en su avance, da media vuelta y se retira a todo galope. Se trata de un fragmento (cuya composición no es exactamente igual en todas las películas) que busca simbolizar el sentido principal atribuido al suceso desde el cine militante; esto es, el avance de las fuerzas populares frente al régimen, atravesado por un registro épico en la mayoría de los casos.»

Es interesante detenerse en cómo se utilizaron las mismas imágenes para trasmitir diferentes análisis y propuestas políticas. Los principales colectivos de cine políticoCine Liberación, de tendencia peronista, y Cine de la base, de izquierda clasista ligado al PRT, incorporaron fragmentos a sus producciones para trasmitir distintos sentidos.

El colectivo Cine Liberación impulsado por Pino Solanas y Octavio Getino incorporó referencias al Cordobazo en Perón, actualización política y doctrinaria para la toma del poder, 1971-2, El camino hacia la muerte del viejo Reales, de Gerardo Vallejo, 1971,Operación masacre, de Jorge Cedrón 1972, y en la nueva versión de 1973 de La hora de los hornos, en donde se cambió el final de esta película producida en 1968, y entre imágenes de Perón e Isabelita, la masacre de Trelew y la asunción de Cámpora, también se sumó al Cordobazo. Para este grupo la incorporación de las imágenes del Cordobazo tuvo el objetivo de ubicar estos hechos como parte de una historia peronista.

Como plantean Mestman y Peña en el trabajo citado «En general podría identificarse por un lado una tendencia en los grupos de orientación peronista (sea los más vinculados a su ala izquierda o los más alineados con la política del propio Perón) a ubicar el «Cordobazo» como un momento más (aún cuando destacado) de las luchas de la Resistencia posteriores a 1955, e incluso en algún caso como punto de llegada más alto y que abriría esa nueva etapa (con la caída del régimen militar de Onganía) en la que Perón (y/o el peronismo) ocuparía un lugar protagónico. Por otro lado, una tendencia en los grupos de la izquierda marxista a ubicar el «Cordobazo» como punto de inflexión en el sentido de la aparición de una alternativa revolucionaria independiente de viejos liderazgos políticos o sindicales.»

El colectivo impulsado por Raymundo Gleyzer, Cine de la Base, incorpora imágenes documentales y referencias al Cordobazo en el film Los Traidores, 1973 y en distintos cortometrajes como los comunicados que filman para el PRT-ERP, 1972, o Me matan si no trabajo y si trabajo me matan, 1974.

El caso del film Los Traidores, otorga al Cordobazo y la influencia de éste en el surgimiento de las corrientes clasistas, un lugar de mucha importancia. Raymundo Gleyzer y Alvaro Melián, principales responsables del film plantean «Estábamos contando toda esta historia desde un eje, que era la construcción de la burocracia sindical, y también desde la aparición de esta zona de conciencia dentro del movimiento obrero, que era el clasismo. En ese momento, el clasismo estaba representado básicamente por la experiencia cordobesa, sobre todo a partir de SITRAC-SITRAM y del Viborazo. Pero no tenía presencia en Buenos Aires: aquí las fábricas grandes en esos años eran del peronismo de base -en el mejor de los casos- y si no, estaban en manos de la burocracia».

Durante la película se encuentran varias referencias a «los movimientos de Córdoba». Lo más destacado es la escena estilo video-clip que integra las imágenes del «fragmento clásico» con el tema La marcha de la bronca de Pedro y Pablo. Juana Sapire, sonidista del grupo y compañera de Raymundo, rescata esta experiencia «Raymundo Gleyzer trabajó con Alvaro Melián, codo a codo, todo el tiempo en el guión de Los Traidores y ellos armaron eso…esa imagen de la mujer arrastrando las cadenas, y los milicos retrocediendo, esa imagen vale oro, porque esa imagen te dice todo. La fuerza del pueblo, y los milicos retroceden cuando venimos de a muchos. Si sos una viejita, un chiquito ahí te pegan, si venimos todos juntos retroceden, reculan los desgraciados. Entonces esa imagen, eso es lo maravilloso del cine, fue usada en muchas películas por eso, porque es una imagen que por sí sola te dice todo. La marcha de la bronca, Raymundo la editó, no dice todo lo que dice la letra, la editó como él quiso, porque en esa época no importaba eso de los derechos de nadie, y quedó muy hermosa y perfectamente acorde a la imagen.»

En la película hay otras referencias al movimiento surgido en Córdoba, y una importante escena es la que trascurre en la embajada de Estados Unidos, allí el embajador plantea preocupado que «the incidents in Cordoba might come across to Buenos Aires» (los incidentes de Córdoba llegarán a Buenos Aires), y agrega «You didn’t believe in the Cordobazo, you didn’t anticipate the Viborazo… Can’t you see that the workers are going over their leaders’ heads? This is a situation that cannot continue. If the goverment cannot guarantee the stability that we requiere for our investments, we have to take action. This has always been our policy» (Ustedes no creyeron en el Cordobazo, no anticiparon el Vivorazo…¿No ven que los trabajadores pasan por sobre la cabeza de sus líderes? Esta situación no puede continuar. Si el gobierno no garantiza la estabilidad que necesitamos para nuestras inversiones, tendremos que ponernos en acción. Esa siempre ha sido nuestra política ).

Juana Sapire recuerda también esta escena «Otra referencia al Cordobazo es cuando en la película los yanquis dicen mirá acá, mirá acá y señalan el mapa de Córdoba donde están los focos de rebeldía. Es eso, es la imagen, qué lindo es hacer la imagen. Era el cónsul de los EEUU que explicaba que estaba aterrorizado porque se le venían encima el pueblo, él decía «usted lo tiene que parar»…».

En Los Traidores el colectivo Cine de la Base trasmite su visión del Cordobazo, como punto de inflexión en las luchas obreras y populares, y como un hecho que abre el camino al surgimiento de un nuevo movimiento obrero clasista al que ellos se proponían aportar a desarrollar a través de su cine. Además de sus producciones cinematográficas, estas ideas fueron plasmadas en múltiples declaraciones y entrevistas que salen a la luz en diversas publicaciones e investigaciones, desde las primeras ediciones de 1985 del libro de la Cinemateca Uruguaya, pasando por El cine quema de Fernando Peña y Carlos Vallina, y hasta el recientemente editado libroCompañero Raymundo, un completo trabajo de Juana Sapire y Cynthia Sabat que rescata documentos y testimonios inéditos hasta el momento.

Como parte de estos escritos podemos rescatar las palabras y conclusiones de distintos miembros de Cine de la Base. Nerio Barberis: «y aquí viene algo que es muy peligroso de decir: nosotros no queríamos hacer cine. Nosotros queríamos hacer la revolución. Esta era una prioridad que esta generación quería: había que cambiar la mierda. Esto era una mierda había que cambiarlo; Mayo francés, Los Beatles, el Cordobazo, la revolución cubana…Eso compromete a un grupo de generaciones, que decide que hay que hacerlo y vale la pena…». Alvaro Melián: «la realidad de Córdoba no tenía nada que ver con Buenos Aires, era otro mundo…había una preocupación por elaborar teoría, incluso teoría revolucionaria, pero a la vez esa preocupación era del propio proletariado. Uno iba a los bares de Córdoba y se encontraba universitarios discutiendo con los sindicalistas, con las bases obreras, en un mismo plano».

En una entrevista hecha por la revista venezolana Cine al Día, a propósito de Los Traidores, Cine de la Base responde como colectivo «Por otro lado, lo que nosotros rescatamos de la película es la posibilidad de abrir una discusión y de plantear posibilidades concretas de organización, que responde a la necesidad de comenzar una política sindical anticapitalista, antipatronal, antimperialista y como la película se distribuye a través de organismos sindicales que tienen esa política, inmediatamente cumple esa función que es la de ser movilizadora.»

Raymundo Gleyzer se refiere al Cordobazo en el texto Presentación y autocrítica en formas de diálogo con Tomás Gutierrez Alea, «…En el año 69′ hemos visto como la clase obrera, por su propia cuenta, nos desbordaba, desbordaba a todo el mundo, a los militares, a los burócratas sindicales y a nosotros mismos que seguíamos teniendo -y tal vez no la hayamos perdido- una actitud paternalista con respecto a la clase: o los obreros son todos buenos o todos malos. O no entendemos a los obreros, o hablamos en nombre de ellos, cuando nadie nos pide que lo hagamos. Es decir, hay una desvinculación respecto a la lucha que libra el pueblo y este es un error no sólo estratégico…Es un error gravísimo y lo es más aún desde el punto de vista del intelectual que quiere entregar un aporte a la revolución. Por lo tanto creo que la incorporación a una organización política determinada, a una organización que tenga un proyecto político concreto para la toma del poder es la misión fundamental de todo cineasta, de todo revolucionario que no lo sea nada más que en palabras. Sino estamos cayendo en la mierda, estamos comiendo mierda todos los días….»

A través de sus imágenes y sus palabras podemos ver que la influencia del Cordobazo en el ala izquierda del cine político y militante argentino se expresó en el objetivo de aportar con sus imágenes al desarrollo en el movimiento obrero de corrientes antiburocráticas o clasistas y a un compromiso en la construcción, de lo que ellos consideraron en el momento, como una alternativa revolucionaria.

Los usos de las imágenes del Cordobazo estuvieron influenciados por las corrientes políticas mayoritarias del momento. El peronismo por un lado con su política de conciliación de clases, y desde la izquierda con un ángulo guevarista, desarrollando acciones guerrilleras.

Nuevos usos de las imágenes del Cordobazo surgieron luego de la dictadura, entre ellos se destacan trabajos documentales que rescatan archivos del profundo ascenso obrero posterior a mayo del `69. Tomas de fábrica, procesos de organización antiburocráticos, desarrollo del clasismo, y las coordinadoras obreras de 1975, que fueron registradas por decenas de camarógrafos, cineastas, fotógrafos, trabajadores de televisión y aficionados de esos años, en su mayoría hoy anónimos. A pesar del corte histórico del golpe genocida, permitieron que este valioso archivo audiovisual de la clase obrera esté presente para continuar la historia.

A 40 años, Raymundo Gleyzer ¡Presente!

Este 27 de mayo, día del documentalista, se cumplen 40 años de la desaparición del cineasta Raymundo Gleyzer.

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Las distintas asociaciones de documental preparan un acto-homenaje en el Cine Gaumont, donde también plantearán las actuales reivindicaciones del sector. A su vez Juana Sapire, compañera de Raymundo, y la investigadora y periodista Cynthia Sabat, presentarán el nuevo libro Compañero Raymundo y la copia restaurada del film Los Traidores. Raymundo Gleyzer fue parte de una generación de cineastas que al calor del ascenso obrero y popular de los años 70 se identificaron con las luchas obreras y levantaron banderas anticapitalistas y antiimperialistas. A partir de la revolución cubana y el ascenso obrero en Latinoamérica, con las luchas mineras en Bolivia, el Cordobazo en Argentina y los cordones industriales chilenos (registrados en el gran documental La batalla de Chile de Patricio Guzmán), se desarrolló el movimiento conocido como Nuevo Cine Latinoamericano. Dentro de este movimiento convivieron distintas tendencias políticas y estéticas que debatieron sus puntos de vista en encuentros de cine que eran verdaderas asambleas de debate sobre la necesidad de unir los caminos del cine y la revolución.

En Argentina se destacaron dos grupos. Por un lado, el Cine Liberación, impulsado por Pino Solanas y Octavio Getino, que realizaron La hora de los hornos en 1968. Ésta y todas sus producciones, como Actualización política y doctrinaria para la toma del poder (una larga entrevista a Perón en el exilio), tuvieron el objetivo de fortalecer la influencia del peronismo y las distintas experiencias del nacionalismo burgués entre los sectores populares. Desde otro ángulo Raymundo Gleyzer impulsó el colectivo Cine de la Base, que se identificaba con el clasismo y cuestionaba las ideas de conciliación de clases. Sus pelí- culas más conocidas son: “Los Traidores”, “México, la revolución congelada”, el cortometraje “Me matan si no trabajo y si trabajo me matan”, como también informes audiovisuales que realizaron para el PRTERP.

En el film “Los Traidores” se narra la historia de un burócrata sindical peronista desde sus comienzos como militante de base hasta convertirse en un terrible burócrata que persigue a los activistas de izquierda, y en una simbólica escena exclama: “No vamos a permitir que en este sindicato se cambie la bandera celeste y blanca por un trapo rojo”. Esta película se filmó durante 1972, en condiciones de clandestinidad. La distribución de la película se hacía en proyecciones también clandestinas y muchas veces eran corridos por la policía, y tenían que levantar en cuestión de minutos el proyector, la pantalla y las sillas, para poder escapar de la represión. La película generaba muchos debates, tanto por la excelente denuncia a la patronal y la burocracia sindical, como por la escena final en donde un grupo ajusticia al burócrata. Desde Cine de la Base explicaban que se trataba de una película y que habían tomado la historia de hechos de la realidad, pero desde distintos sectores se cuestionó el hecho de que para derrotar a la burocracia sindical no servían las acciones individuales sino que era necesario una lucha y organización de masas. El debate que generó el film estaba inscripto en los debates políticos del momento.

Luego de estar años desparecida, a mediados de los 90 comenzó a difundirse nuevamente su obra y año a año crece el reconocimiento a su cine entre estudiantes, trabajadores y jóvenes cineastas. Las denuncias que retrató con su cine siguen aún muy vigentes: la explotación y las muertes por malas condiciones de trabajo, la burocracia sindical, la dominación del imperialismo en Latinoamérica y la subordinación de los movimientos del nacionalismo burgués. Con distintos nombres y matices seguimos enfrentando estas problemáticas. Además de su producción cinematográfica, Raymundo planteaba la importancia de la militancia concreta en una organización y dijo: “No creo en el cine revolucionario, creo firmemente en la revolución”. Más allá de los límites y diferencias con la estrategia política por él elegida, estas reflexiones siguen teniendo gran actualidad entre los cineastas y artistas que se plantean hoy la transformación de la sociedad.

Siete preguntas sobre Compañero Raymundo, con Juana Sapire y Cynthia Sabat

En una entrevista que duró casi una hora para La Izquierda diario y que aquí presentamos en menos de 15 min. Juana y Cynthia no sólo hablaron del libro, sino de variados temas: la actualidad de la lucha contra los traidores en el movimiento obrero, anécdotas, política y estética.

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Siete preguntas sobre Compañero Raymundo:

1) ¿Cómo surgió la idea de escribir Compañero Raymundo? 00:21
2) ¿Cual es la actualidad de la obra de Raymundo y el film Los Traidores?2:00
3) ¿Una anécdota sobre la militancia del Cine de la Base? 3:56
4) Los Traidores termina con el ajusticiamiento del burócrata sindical ¿hubo debate sobre modificar ese final? 5:49
5) ¿Cuáles fueron las influencias estéticas de Raymundo Gleyzer y el Cine de la Base?6:47
6) ¿Cuál es el lugar del humor en la obra de Raymundo Gleyzer? 10:09

7) ¿Cómo era la relación entre los cineastas de izquierda y el peronismo? 12:25

Ni bien Juana Sapire nos contó desde Nueva York que vendría a presentar su libro nos pusimos contentos. Junto a Cynthia Sabat comparten la obsesión de recordar, y ambas lograron movilizar con su trabajo de más de cinco años a documentalistas y cineastas de todo tipo. Así, con los debates del caso, todas las asociaciones de documental convocan al evento el 27 de Mayo en el Cine Gaumont, planteando también el presente de los reclamos del sector. La movida fue creciendo y se logró tener la sala 1, la más grande de ese cine.

Ahí se realizara el homenaje a 40 años de la desaparición de Gleyzer, presentarán el libro Compañero Raymundo y se proyectará una copia restaurada de Los Traidores, la mítica película que retrata la lucha contra la burocracia sindical. La entrada es libre y gratuita.

Al finalizar la entrevista, Juana nos cuenta que quiere tener una edición popular de Compañero Raymundo ya que ésta (que lograron fuera editada por el INCAA) es de baja tirada y no comercializable. Incluso nombra la posibilidad de que se pudiera hacer en Madygraf, como un símbolo también de la lucha de los trabajadores. Se cuela en el medio alguna anécdota de las otras veces que nos vimos. Ahora existe el «Dia del documentalista» e incluso el INCAA impulsa el «Concurso Raymundo Gleyzer», pero esos reconocimientos se lograron a base de decenas de acciones, proyecciones, charlas, debates durante los 90 y entrado el siglo XXI.

Quienes realizamos esta entrevista, integrantes del colectivo audiovisual Contraimagen y de la sección audiovisual de La Izquierda Diario, reivindicamos la figura de Raymundo como cineasta militante. Junto a otros difundimos su obra realizando proyecciones entre estudiantes y trabajadores, editamos folletos, y al calor de las movilizaciones del 2001 llevamos la imágenes del Cine de la Base al movimiento de las fábricas ocupadas. Recordamos que en 2008 cuando organizamos en la carrera de Cine de La Plata una charla con Juana las autoridades se negaron a levantar cursadas y llevar a los estudiantes. Lo mismo sucedió cuando pusimos un cerámico especial en homenaje a Gleyzer realizado por los obreros de Zanon, y que fue colocado en varias escuelas de cine del país, se negaron a que eso sea «oficial». Hoy, a 40 años de su desaparición levantamos las banderas de los cineastas comprometidos con un cambio revolucionario de la sociedad.

Nuevo libro: Compañero Raymundo

Entrevista con Cynthia Sabat, autora junto a Juana Sapire del libro que rescata la vida y obra del cineasta desparecido Raymundo Gleyzer. Se presentará en mayo en Buenos Aires.

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Juana Sapire cuenta que la idea del libro surgió luego de su testimonio por Raymundo en Comodoro Py ¿Nos podés contar cuál fue tu motivación personal para encarar este libro?

Recuerdo que cuando era adolescente me crucé por casualidad con una película de Raymundo en un cineclub. Creo que fue “Ocurrido en Hualfín”. Eso bastó para despertar en mí la curiosidad de saber más sobre su director, y ver sus otras películas. Con el tiempo investigué y escribí notas sobre Gleyzer y Cine de la Base. Cada una de sus películas es una invitación a zambullirse en un período de la historia argentina y ahondar en su contexto socio-económico. Esos films se convirtieron para mí en material de estudio. Conocí a Juana Sapire cuando llegó a Buenos Aires en 2010 para testimoniar por primera vez en el juicio por la desaparición de Raymundo. Surgió una gran afinidad entre nosotras, y ella me propuso escribir juntas un libro. Más tarde le di forma a la idea, y arrancamos con el proyecto que cinco años más tarde ya es una realidad, y se llama Compañero Raymundo.

Vos realizaste el cortometraje «Fuego eterno», que retrata a Juana Sapire y Diego Gleyzer. El libro es posterior ¿Qué cosas nuevas descubriste sobre Raymundo y su vida durante el proceso de trabajo? ¿Qué cosas te movilizaron más de esos descubrimientos?

“Fuego eterno” surgió como una necesidad de darle forma a unos apuntes audiovisuales que realicé mientras escribía el libro. Para mí, la historia de la familia Gleyzer siempre estuvo cargada de emoción y de humanidad, y la sentí siempre cercana y a la vez misteriosa. Comencé a hacerme preguntas que iban más allá de lo estrictamente cinematográfico: ¿Cómo huyeron Juana y Diego del país tras el secuestro de Raymundo? ¿Qué pasó con los miembros del grupo Cine de la Base? ¿Cómo fue la campaña internacional por la aparición con vida de Gleyzer? ¿Cómo fue la vida en el exilio de su mujer e hijo? Muchas eran las preguntas cuyas respuestas me parecía indispensable conocer y dar a conocer. En definitiva todo lo que sucedió tras la desaparición de Raymundo son las consecuencias del haber militado con compromiso, y el haber hecho cine sin condicionamientos en momentos en que esas elecciones de vidas eran peligrosas. Mi película retrata a Juana y Diego hoy, viviendo en los Estados Unidos, y sobrellevando un pasado cargado de bellos recuerdos pero también de mucho dolor. La vida de los exiliados es compleja, porque no se encuentran “en su casa” en ningún lugar. De eso y otras cosas trata “Fuego eterno”.

La figura de Raymundo tiene un evidente peso simbólico en el imaginario del cine nacional, construida con mucho esfuerzo y lucha contra el olvido ¿Qué objetivo tiene para vos rescatar la figura de Raymundo para las nuevas generaciones de cineastas?

Creo que el trabajo sobre la figura que hice a través del libro y la película tiene una característica esencial y es la de la mirada de alguien como yo, que tiene la edad de Diego, el hijo de Raymundo. No viví los hechos que describo, pero a la vez puedo dar mi interpretación desde el hoy, desde mi propia perspectiva. Soy mujer, periodista, tengo 45 años, y formé mi propia visión sobre la violencia de estado, sobre la izquierda revolucionaria, sobre la burocracia sindical, sobre el peronismo, sobre el exilio. Ese es mi aporte: actualizar la figura de Raymundo Gleyzer a partir de nuevos documentos, de nueva interpretaciones de documentos conocidos, a través de mi visión política. Este proyecto es mi manera de hacer política.

¿Cuándo vamos a poder disfrutar del libro?

El 27 de mayo próximo se cumplen 40 años de la desaparición de Raymundo. Ese día se realizarán actos de homenaje al realizador. Se están preparando proyecciones de los films restaurados por el INCAA, y además la presentación de nuestro libro, con la presencia de Juana Sapire (que llegará especialmente desde Nueva York para estar presente) y de los compañeros de Raymundo. Las asociaciones de documentalistas ya nos expresaron su apoyo y confirmaron su presencia en el evento. Es que el 27 de mayo ha sido declarado Día del documentalista, en honor a Gleyzer. Ojalá nuevos públicos y lectores comprendan la importancia de la obra que nos dejó Raymundo y sus compañeros.

A propósito de la presentación el año pasado en el Festival de Mar del Plata publicamos también esta entrevista: Compañero Raymundo, nuevo libro de Juana Sapire y Cynthia Sabat.

Compañero Raymundo, nuevo libro de Juana Sapire y Cynthia Sabat

Entrevistamos a Juana Sapire Gleyzer con motivo de la presentación del libro Compañero Raymundo, que escribió con la periodista y crítica de cine Cynthia Sabat. Este martes 3 de noviembre se presenta en el Festival de Cine de Mar del Plata.

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Javier Gabino: ¿Qué vamos a encontrar en las páginas de Compañero Raymundo?

Juana Sapire: Es nuestra vida, es una idea que tuve desde siempre, desde que se lo llevaron a Raymundo, lo secuestraron y el tenía treinta y cuatro, y yo treinta y dos. Desde ahí, aparte de salvar a mi hijo que era chiquito, y yo, rescaté y salvé todo el material. Contra viento y marea, contra los que me decían ¿pero por qué no te olvidas? ¿por qué no te dedicas a otra cosa? No, el sentido de mi vida, y mi amor por nuestro trabajo, hizo que yo cuide el material, todo lo que filmó, grabó, escribió Raymundo, que fue mi compañero desde que yo tenía 15 años y él 17, o sea toda la vida.

Todo eso está en este libro, porque me parece que la gente debe conocerlo, la gente lo conoce como el cineasta, el militante, él ha sido una persona muy encantadora, muy dulce, muy serena. No sé como sintetizar toda esta vida, por eso el libro. El libro lo trabajamos durante cinco años. El material audiovisual estuvo cuidado por tantos años, lo puse en VHS, después lo pasé a DVD, ahora estoy remasterizándolo. Yo no voy a descansar hasta que todo esté perfecto, porque sirve para siempre, para que lo vea la demás gente. Y el libro es todo esto, toda esta vida bastante divertida que hemos tenido también, porque no todo ha sido un martirio no. Nuestras películas, nuestros viajes, nuestro amor, todo está en este libro. También poemas que me escribió a mí, que yo que ya tengo 72 años y los brindo, porque yo no soy de guardar, soy de compartir, no de competir, de compartir, entonces les comparto todo el pensamiento, toda esta linda historia de amor que es como una especie de primicia.

JG: Volver sobre todo ese archivo te debe haber despertado recuerdos, disparado sensaciones, reflexiones.

JS: Me resultó muy duro volver a leer las cartas, porque como Raymundo viajaba mucho, tengo muchas que escribía, y son muy interesantes porque iba a lugares muy interesantes. Es como escucharlo hablar, porque tiene humor, y tiene cositas del amor, las películas, los proyectos, todo junto. Me ha resultado bastante difícil, él es un cineasta, entonces lo que él escribe es como muy visual, y muy entre nosotros, es hermoso. Y después con el hijo maravilloso que hemos tenido, Diego, él le escribe a su hijo como si su hijo lo fuera a entender, pero no importa. Le escribe desde por ejemplo, Australia, porque Raymundo nunca fue de ir mucho a las ciudades, se iba a los campos, viajaba, se iba con los indígenas, entonces le manda a su hijo una postal con los indígenas australianos, estos que tienen como un hueso en la nariz, y le dice mira los nuevos amigos de tu papi, y era muy divertido.

Aparte son muy lindas las cartas, porque aparte de los lugares, la gente con la cual él se conecta y nos hemos conectado nosotros es muy linda. Él va a Paris, yo también, con Álvaro Melián, y van a visitar a Joris Ivens que es un cineasta, como un Birri, bueno aunque hay gente que no sabe ni quién es Birri, entonces a Joris Ivens le contaban de su próximo proyecto de Los Traidores sobre la burocracia sindical. Entonces opinaban Joris Ivens y su mujer, Marlene, que estuvo en los campos de concentración nazi y tiene aún el número marcado en el brazo. La encontré a ella hace poco, en un homenaje a Joris Ivens y nos abrazamos, somos mujeres resistentes.

Y los poemas no son muchos, son unos poemas que… porque yo un día quise ser libre y lo dejé, me separé, entonces Raymundo se puso muy triste y ahí escribió los dos poemas que escribió en su vida.

JG: Amigos, familiares, compañeros, esas voces se suman a Compañero Raymundo ¿Quiénes están en sus páginas?

JS: En las 240 páginas, están también su hermana Greta Gleyzer, José Martínez Suarez, Humberto Ríos, Bebe Kamín, Dolly Pussy y muchos más. Además está su hijo Diego Gleyzer, que le escribió una carta y así finaliza el libro. De toda esta historia, yo al que traté de salvar y criar más o menos normal fue a nuestro hijo, porque Diego tenía 4 años y entonces traté de salvarlo del horror. Hace dos semanas, fue Diego a la Argentina, y entró a la ex-Esma, por primera y única vez, porque vive en Nueva York hace mucho tiempo. Y escribió una cosa muy increíble, le dolió mucho, fue una experiencia recorrer la ex–Esma, muy dura y muy fuerte para él. Lo que más le llamó la atención es que es en el medio de todo, la gente camina, va y viene, es en la mitad de la ciudad. Es el horror en el medio de la normalidad. Y ahora que él tiene cuarenta y pico fue cuando lo pudo digerir.

 

JG: En la década del noventa descubrir las películas de Cine de la base era nuevo y era increíble conocerlas por primera vez. Ahora esa obra es reivindicada y tiene más difusión ¿qué sentís ante eso?

JS: Me hace sentir cumplidos nuestros cometidos. Yo no paro, y otros compañeros tampoco, como dijo Raymundo, otros continuarán. Hay muchos chicos, el bachillerato Raymundo Gleyzer, los centros, y yo no he parado de hacer esto. Toda mi vida he tratado de difundir, lo que pasa es que en algunas épocas no se puede. Porque la finalidad de la represión y del sistema éste en el cual vivimos, es hacerte desaparecer a vos y a tu obra. Entonces yo he ido rescatando como pude y dándole el lugar, porque algunos años atrás pasaba lo mismo que pasó siempre, te decían: «no es el momento», «ahora no». Entonces si uno es coherente con lo que piensa tiene que seguir igual, porque lo del Cine de la Base no puede desaparecer, ya nunca va a desaparecer, no se lo van a quitar de encima. Entonces a Raymundo Gleyzer tampoco, porque no es porque él sea él, es lo que puede brindar.

Te doy un ejemplo, en la fábrica Brukman, cuando cumplieron un año de la fábrica tomada, pasaron Los Traidores, junto a Humberto Ríos. Después de la proyección, la compañera Celia dice «porque como dice Raymundo…» y a mí me llegaron esas tres palabras porque «como dice Raymundo!», o sea a la compañera Raymundo le está diciendo, le estamos diciendo…entonces creo que esa es la mejor cosa que te puede pasar. O sea, si no te interesa la fama, el dinero, lo mejor que te puede pasar es que después que uno se haya muerto, pasan los años, los hijos, los nietos, y ven que ésta es nuestra obra. Poder acompañar a esta gente que está en la lucha y pasaron 40 años, y decir acá estamos.

JG: Contanos un poco más de esa vuelta de la obra de Cine de la base por el mundo, el impacto de las proyecciones en la actualidad.

JS: Mostré en México hace unos años, con el Festival Ambulante, la película “México, la revolución congelada” que en su momento la prohibieron, y declararon persona no grata a Raymundo. Pasaron cuarenta años y mostramos la película en los Cines Cinépolis, que es una cadena de cines comerciales, donde hay varias proyecciones. Para mí eso fue muy raro, y había filas de gente, mayormente jóvenes, para ver la película función tras función. También ayudó Gael, que dijo por la TV que de todo este Festival, la película que había que ver era “México, la revolución congelada”. Fue maravilloso el impacto, porque yo iba como de cine en cine, con el Festival que va a varios lugares, no sólo a la capital de México, sino a varias otras provincias. Y entonces hablaba con la gente, y ellos comentaban «ahora estamos igual o peor». O sea que yo humildemente saco esta conclusión, que hasta que este sistema no cambie, así seguiremos…

Para conocer más del libro puede visitarse el facebook

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Artículo publicado en:

La Internacional y un posible montaje de imágenes argentinas

En septiembre de 2015 un grupo de artistas se convoca para cantar La Internacional con el objetivo de generar un aporte a la campaña del Frente de Izquierda y los Trabajadores. La elección del tema y su interpretación actual es un hecho culturalmente significativo. A propósito de este evento varias imágenes y anécdotas leídas en libros de historia del movimiento obrero argentino, cuentos y obras de teatro pasaron por mi cabeza.

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Una de las fotos que acompaña esta nota es de diciembre de 1904, una asamblea de obreros cigarreros en el local de la Sociedad Cosmopolita de Obreros Pintores de Buenos Aires. El cuadro de Karl Marx preside la asamblea, y como sabemos hoy eran decenas de locales obreros los que repetían la decoración sumándole banderas rojas y proclamas contra explotación capitalista.

Andrés Rivera recuerda en «El verdugo en el umbral» las anécdotas de su padre: «Los policías allanaron el Sindicato de Trabajadores del Vestido, y lo revisaron, todavía indulgentes, todavía porteños y preguntaron quien era ese viejo de barba, y papá, secretario del Sindicato de Trabajadores del Vestido, miró el retrato de Marx, que colgaba de una de las paredes de la pieza de reunión del Consejo Directivo, y miró, en el retrato, la cabellera de león, el monóculo caído sobre el vasto pecho, y dijo un viejo sastre…». El relato continúa con humor e ironía, y expone la ignorancia de la policía y la alegría de los trabajadores disfrutando la anécdota «…y cuando los policías se fueron se les oyó reír como locos, y a los largo de toda esa cuadra de la calle Warnes se oían las risas y, riéndose, se decían, uno al otro, como si se confiasen un secreto, es un viejo sastre, y las risas se oían hasta Canning»

David Viñas relata en su libro «En la semana trágica» el odio burgués a las banderas rojas, y Pedro Milesi, un obrero presente en estas movilizaciones de enero de 1919 aporta en sus crónicas «En los labios de los acompañantes las estrofas de la Internacional y sobre todo del himno, el nuestro, el proletario: Hijos del Pueblo. En las manos de los portaestandartes de los sindicatos, flameando al viento el símbolo invencible de nuestra emancipación, las banderas rojas, tan roja como la sangre roja de los mártires caídos». La movilización a la que hace referencia fue protagonizada, según algunas crónicas, por más de 200.000 obreros que con banderas rojas y cantando los himnos revolucionarios se dirigían por las calles de Buenos Aires desde Barracas hacia el cementerio de la Chacarita. Pedro Milesi será más adelante integrante de los primeros grupos trotskistas en el país.

Pero no sólo en las calles porteñas flamearon banderas rojas, Osvaldo Bayer rescató las historias de la Patagonia Rebelde, esa gran lucha de los obreros rurales del sur a quienes el diario La Nación acusaba de querer trasladar al país «el régimen de los soviets». Las huelgas de la Forestal en Santa Fe y Chaco, en donde se había prohibido el uso de las ropas color rojo por ser considerado peligroso para los intereses de la empresa y los soldados recorrían las calles haciendo efectiva esa prohibición «A cada víctima que despojaban de sus prendas, las que casi siempre quemaban, se colocaba un cintillo azul y blanco, y al ritmo de los azotes obligábaselos a gritar ¡Viva la patria!» (Gastón Gori, La Forestal).
Esta aversión por el rojo de las clases dominantes locales expresaba su temor ante un movimiento obrero que enfrentaba la explotación capitalista y extendía las ideas revolucionarias influenciando también a sectores de la intelectualidad, el arte y la cultura.

Distintas manifestaciones artísticas y culturales acompañaron la organización obrera y las luchas de las primeras décadas del siglo. Bibliotecas, teatros populares y espacios en sindicatos difundían textos de Marx, Engels o Bakunin, programaban obras de teatro para el esparcimiento y la reflexión, “Hijos del pueblo”, “¡El mártir de Ushuaia!”, “Compañeros”, eran algunos de los títulos. Para los eventos especiales como los actos por el 1ro de mayo sonaba “La Internacional” interpretada por grandes orquestas. Según las numerosas crónicas en cada uno de los clubes o salones usualmente elegidos para reuniones como el Salón Verdi, Giuseppe Garibaldi, Unione e Benevolenza, Casa Suiza, el Círculo Gallego en la ciudad de Buenos Aires; el teatro Roma de Avellaneda, salones en Berisso, Rosario, Tucumán y por supuesto en los actos en las plazas y en las movilizaciones en las calles, en todos estos espacios sonaron durante las primeras décadas del siglo las estrofas del himno escrito en 1871 por Eugène Pottier al calor de la Comuna de Paris.

Durante años el peronismo en el poder trabajó para ocultar y enterrar estas tradiciones. Pero las ideas resurgen y a partir del Cordobazo se vivió un proceso de ascenso de las movilizaciones obreras y cuestionamiento al poder del capital. Como retrata Raymundo Gleyzer en una excelente escena del film Los traidores, la burocracia sindical surgió, creció y se hizo parte de estado para detener este proceso. No fue suficiente, y el golpe genocida de marzo del 76 vino a imponer una “reorganización nacional” persiguiendo, asesinando, torturando y censurando al fantasma del “marxismo apátrida”.

Pero la intensidad de la música es capaz de recorrer los tiempos, y ayer y hoy pueden emocionarnos los mismos acordes porque nos une un hilo histórico. En las primeras décadas del siglo pasado los horrores de la guerra mundial impulsada por las potencias imperialistas podía despertar la hermandad de los pueblos para oponerse a estas masacres. En los tiempos actuales la barbarie que expresa la crisis migratoria en Europa con muertes, persecuciones y fronteras que se cierran, nos impulsan también a rescatar las tradiciones del internacionalismo.

La nueva versión de “La Internacional” interpretada por los #ArtistasconelFIT puede sugerir en cada uno de nosotros distintos recuerdos y emociones. Puede remitirnos al pasado, al presente o al futuro. Las creaciones artísticas nos estimulan la capacidad de imaginar. En el llamado a realizar actividades culturales en todo el país bajo el mismo lema #ArtistasconelFIT se estimula también la unión del arte con la lucha de los trabajadores y por una alternativa política socialista.
En las imágenes de mi cabeza se mezclan como en un remolino las distintas experiencias que a lo largo de la historia alzaron las banderas rojas, al son de la misma melodía, y en un montaje acelerado se acercan todas para sumar sus fuerzas en esta tarea vigente e histórica de enfrentar el capitalismo.

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